miércoles, 12 de agosto de 2015

Felices 140

Hace unos días vi "Felices 140", una película española dirigida por Gracia Querejeta. La protagonista, Maribel Verdú (dentro de que se trata de una película coral) convoca a sus más allegados (familiares y amigos) a un fin de semana en una casa rural de ensueño. Se propone celebrar con ellos su 40 cumpleaños. Pero una vez allí sucede algo que les obligará a cada uno a tomar una complicada decisión... 


Durante toda la película me dediqué a juzgar la actitud y el comportamiento de los personajes. Casi ninguno de ellos parecía una persona "íntegra". Se movían por intereses egoístas, si bien hasta ese momento sus relaciones se sostenían en una amistad o lazos familiares que se iban a ver tambaleados por los acontecimientos ¿Eran las bases de esas relaciones lo suficientemente sólidas?

Cuando llega el momento de tomar "la decisión", el espectador SABE perfectamente cuál es el camino correcto, el único justo. Sin embargo, los personajes no parecen tenerlo tan claro. Anteponen sus intereses y necesidades personales a todo lo demás. 

Me decepcionó enormemente comprobar que, al menos en la ficción, los actos egoístas dan buen resultado ¿Qué clase de valores enseña el cine de hoy? 

Hace poco una prima me contaba que su hijo había visto "Marcelino pan y vino" (una película antigua, en blanco y negro, cuyo argumento podéis recordar aquí) y que el niño se había emocionado. La conclusión de mi prima fue: ¿Cómo van a ser los niños de hoy, que ven dibujos como Bob Esponja, cargados de rencillas, insultos, perversiones, como los niños de nuestra infancia, o más aún, de la de nuestros padres, que crecieron con películas donde se ensalzaban la amistad y el amor?
Volviendo a "Felices 140", estaba comentando con mi marido el argumento, quejándome de que los actos egoístas sean socialmente aceptados, lamentándome de que el fin justifique los medios, cuando me preguntó: ¿Tú qué habrías hecho? Y ahí me paré a pensar y me entró la duda. En la película hacer lo correcto no aportaba ningún beneficio (salvo el moral) a nadie. Sin embargo, actuar en base a los intereses personales de cada uno parecía satisfacer a todos, aunque,repito, no era lo correcto. 

¿Yo qué habría hecho? Después de meditarlo, mi conclusión fue a su vez una pregunta: ¿Por qué a pesar de saber con claridad lo que tenemos que hacer, lo que es justo y honroso, a veces no lo hacemos? 

Quizás porque la sociedad de hoy, en la que me incluyo, no valora realmente cualidades como la honradez, el honor, la disciplina, la lealtad o la nobleza. Son cualidades que valoramos en personajes de ficción, en los grandes héroes de la literatura, valores que entendemos superiores por dignificar al ser humano. Pero en la práctica primamos el dinero, el éxito económico y profesional, el reconocimiento social, por encima de los valores más básicos.


No se trata sólo de SABER qué es lo correcto, sino de HACER lo correcto, que por lo general es siempre lo más difícil. Quizás ahí es a donde quería llegar Gracia Querejeta.

1 comentario:

  1. Jo, pues me ha entrado muchísima curiosidad, voy a tener que verla (aunque la Verdú no me gusta normalmente).

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